Podés aventurarte en búsqueda de aquella paradisíaca cascada, regocijarse con las estructuras jesuíticas del Calicanto o recorrer el vía crucis para poder admirarla desde lo alto y dar las gracias, al cielo, a tu Dios, o a vos mismo por darte la oportunidad de estar ahí, de contemplarla.
El barullo de su calle principal nos cuenta historias de turistas y viajeros que disfrutan de sus restaurantes, espectáculos y artesanos.